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¡ACCIÓN! ¡REACCIÓN! ¡REPERCUSIÓN!
Siiiii. Acción, reacción, repercusión, es una canción de Macaco. Pero nos viene al pelo para el tema de hoy.
¿Sabías que los perros “reactivos” son descartados en las adopciones?
Lo mismo sería mejor empezar por definir qué es un perro reactivo.
Lo cojo literalmente de esta web :
Así, de primeras, pensarás que no es para tanto. Simplemente con corregir esos comportamientos sería suficiente.
Pero tu realidad es otra. Y la del perro invisible por ser reactivo también.
Acción
Imagínate que hace 2 semanas que te llevaste de acogida a un perro de un albergue. Allí te contaron que fue devuelto por su anterior familia por morder a otros perros en la calle.
Aún así, decidiste llevarlo contigo. Porque… con esos ojitos, nadie puede resistirse.
Durante estas semanas has estado siguiendo algunas pautas que te indicaron en la protectora como:
- Las salidas a la calle en zonas cercanas a casa.
- En horarios lo más tranquilos posibles y de una duración corta que se irá ampliando según vaya sintiendo segura su zona.
- Evita pipicanes.
- Etc…
Pues bien, durante el paseo de tarde te vienes arriba y piensas que es una genial idea acercarse al pipican ese tan enorme que construyeron al lado de casa de tu prima.
Vais con prisa porque la has avisado y ella va a estar por allí con su perrete y tu sobrina. Así conocen a tu futuro compañero adoptado.
Te diriges hacia allá, sin tener en cuenta que os tocará ir por calles y lugares sin explorar para él.
Las prisas nunca son buenas.
Tu corazón va acelerado y tu mente va pensando en otras cosas.
En esos momentos no te das cuenta pero no le estás teniendo en cuenta.
Él nota tu premura, tus movimientos rápidos y tu tensión. Y lo nota, no a través de un whatsapp, sino a través de la correa.
ESTÁS TENSIONADA y vas, literalmente, casi tirando de él.
(Ya te digo que no eres ni consciente de eso y que por nada del mundo querrías hacerle sentir nervioso y preocupado).
¿Sabías que los perros “reactivos” son descartados en las adopciones? |
Reacción
Cuando te quieres dar cuenta estás abriendo la puerta del “megapipican of the world”.
Al fondo a la izquierda está tu prima sentada en uno de los bancos y tu sobrina tirándole la pelota a su perrete.
(Agárrate que vienen curvas).
Los metros que vais avanzando juntos empiezan a llenarse de otros perros que vienen a oler al tuyo.
Uno se acerca de frente; otro por detrás y le ladran; y otro se aproxima por el único lateral que queda con hueco.
Tu prima ya te ha visto y te está haciendo señales con el brazo para que vayas para allá.
¿Y qué haces?
Pues ir a esas señales de los brazos y no te percatas de las señales de tu perro y de los otros 3.
Con un… “¡VAMOS! salís de esa situación y en un pispas estás saludando a tu prima.
Enseguida viene tu sobrina a conocer al nuevo futuro miembro de la familia.
Junto a ella va su perrete, el cual mira fijamente la pelota que sostiene entre su mano tu sobri.
¿Qué crees que pasa ahora?
Pues que el perrete quiere seguir su juego. Está excitado y nervioso por poder ir a recoger la pelota de nuevo.
Así que ladra. Empieza a saltar sobre sí mismo y a dar vueltas alrededor.
(¿Crees que se ha dado cuenta de que hay otro perro cerca? Definitivamente no. Pero el futuro perrete adoptado sí. Ha visto estrés, nerviosismo y alteración).
De repente, se oye un ladrido muy agudo y lastimero.
Tú, tu sobri y tu prima miráis hacia vuestro lado y os quedáis horrorizados.

Tu prima grita: “¡Le tiene en la boca!, ¡le va a matar!, ¡haz que le suelte!”.
Son los 30 segundos más largos de tu existencia. No sabes como pero al final suelta. Te disculpas deprisa y aún más rápido sales de allí.
Repercusión
De camino de vuelta te preguntas ¡qué porras habrá pasado! Si todo estaba bien.
Cuando estás abriendo la puerta de casa te llama tu prima. Te dice que han tenido que dejar ingresado a su perro y que no saben si sobrevivirá.
Cuelgas y le miras sin aún haberos quitado ni el abrigo ni la correa que aún está enganchada al arnés.
En ese momento el miedo se apodera de tus pensamientos:” No vas a poder hacerte con el perro. Está peor de lo que me podía imaginar. Si esto lo ha hecho con un perro, ¿qué no hará a una persona?”. MAÑANA MISMO AL ALBERGUE DE VUELTA.
Bueno, el resto de la historia ya te la puedes imaginar. Todo ha repercutido en la vida de ese perrete.
Y es la misma de muchos perros en los albergues. Ya sea porque tienen “genio”, son “ariscos”, porque cuando pasean con correa tiran de manera exagerada, porque ladran desmesuradamente a perros que están al otro lado de la acera o a personas que pasan cerca corriendo y así un largo etcétera.
¿Cómo crees que quedaría la anterior historia contada desde el punto de vista del perro reactivo?
¿Lo vemos?
Pues dale al botón de rebobinar pero ahora será diferente.
Piensa en ello.
Por eso te animo a que sigas adelante. Confía en ti y en tu perro.
¡Ve a por todas! Dale razones a tu perro para vivir.
Atrévete a conocerle. Ayúdale en esos momentos de inseguridad.
Muchos de esos estímulos y situaciones que vive son desconocidos para él.
¡Ostras! Que hoy me estoy extendiendo mucho.
Te dejo unos enlaces a unas historias de dos perretes que fueron “reactivos” y que se murieron sin saber qué era un hogar. Aunque, en el fondo, muchos sabíamos que ellos estaban donde tenían que estar.


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Gracias por tu tiempo.
Siéntete feliz
Marta Gárgoles Martín