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Recurrir al ejercicio para tratar problemas emocionales.

Recurrir al ejercicio para tratar problemas emocionales.

¿Por qué la costumbre de cansar al perro?

Recurrir al ejercicio para tratar problemas emocionales.

Cuántas veces hemos oído, o directamente se nos ha recomendado, que para que un perro pueda afrontar su día a día de forma sana o equilibrada debemos cansarle hasta el punto de que no se mueva de su zona de descanso en todo el día.

Y más aún, si tenemos un perro con un problema de gestión emocional cansarle sobre manera antes de la situación problemática.

De llevar al punto de dejar exhaustos a cachorros de razas algo más activas, porque “esta raza es lo que es y hay que hacerlo así” para hacernos el resto del día más llevadero, o ya simplemente imponer rutinas de ejercicio exageradas, sin ya no solo tener en cuenta las necesidades físicas o de descanso de un cachorro, sino sin plantearnos si realmente la actividad propuesta se disfruta

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Perro agotado física y mentalmente.

O bien, desde hace menos tiempo, pero también muy presente, que tenemos que cansar al perro mentalmente para de nuevo, tenerle agotado, o porque así reaccionará menos a estímulos que le incomodan.

¿Debemos estimular física y mentalmente para ayudar a un perro?

Como siempre: sí y no.

De observaciones a comunidades de perros en entornos naturales se estima que la actividad física de un perro, cuando hablamos del tiempo que pasan en desplazamiento, puede llegar a ser de alrededor de una hora.

No digo que cada perro deba moverse solo una hora en todo el día, cada individuo tiene unas necesidades y además nuestro ritmo de vida les ha hecho ser mucho más activos, pero sí debemos tener en cuenta que puede llegar un punto en que cuando pasemos de un paseo tranquilo de una hora a dos, puede que estemos llegando a un punto donde no se haga beneficioso, ya que estamos activando mecanismos por encima de sus necesidades para soportar el exceso de ejercicio.

 Y podríamos decir que la parte mental simplemente pueden ser los problemas que se le presentan en su día a día, y de la forma que puedan resolverlos; o bien simplemente vivir de forma muy despreocupada al no tener la carga moral que los humanos sumamos, lo cual hace que directamente encontremos individuos libres de estrés.

 Forzar la cabeza del perro a trabajar en exceso no nos asegura resolver sus problemas, ni liberarle de ese estrés, más bien conseguiremos saturar su mente hasta el punto de que no tenga capacidad de dar una respuesta reactiva.

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Un perro con la lengua fuera durante un esfuerzo.

Uniendo las dos parte podemos tener un perro saciado mental y físicamente, incluso bajas respuestas reactivas si tenemos problemas emocionales. ¿Pero realmente podemos ayudarle a superar estos problemas de esta forma?

Un perro agotado no es un perro cansado o controlado.

Hay que tener en cuenta primero hasta qué punto podemos llevar a un perro a hacer un intenso ejercicio físico o mental. 

Tutores que llevan a la extenuación a cachorros de cuatro meses porque es la única forma de mantenerle en casa tranquilo, perros de edad adulta que hacen deporte a diario, o geriátricos que aguantan nuestro ritmo aunque no tengan la capacidad física adecuada. Hay que tener en cuenta que llevar a este punto lo único que nos está haciendo es tapar las carencias de gestión con el entorno de ese perro, sean las que sean. 

A nosotros nos cuesta menos preocuparnos por algo del día anterior si llegamos a casa reventados a las diez de la noche tras doblar turnos. Pero una vez recuperados del esfuerzo nuestras inquietudes siguen ahí. 

Y en el otro lado, tenemos los mismos perros a los que se les puede exigir un nivel de concentración tan elevado que bien pueden llegar a puntos de indefensión. 

Por lo tanto, debemos tener en cuenta que basar una terapia o la rutina de nuestro perro en esto, no es lo ideal, ya que nos está falseando los avances y le estamos pidiendo una exigencia diaria sin poder estar seguros de que puedan soportarlo.

Debemos cubrir sus necesidades diarias, pero no caer en la facilidad de que ellos se coman la parte difícil. 

Y esto nos lleva al punto final.

El autocontrol y control, y el perro cansado.

Muchas terapias para la reactividad, o ejercicios comodines para perros nerviosos, pasan por la mejora del autocontrol.

Entendiendo autocontrol en este caso, como  la capacidad del perro de sujetar sus emociones para no dar respuestas desorbitadas en primer lugar, y control (no el nuestro) sino a que el perro se sienta al mando de la situación y pueda manejar sus mecanismos internos (que esto viene desde el autocontrol) para dar estrategias adaptativas. 

Debemos encontrar la estimulación necesaria de nuestros perros, sin dejarlos sin recursos para afrontar las situaciones cotidianas

Pero aquí entra la otra parte de: “a tu perro reactivo debes agotarle mental y físicamente para poder trabajarle”.

Queda muy bien, y es una estrategia valida si solo nos fijamos en las conductas.

¿Pero es capaz un perro cansado y agotado complemente, de aplicar las herramientas de gestión emocional que les proporcionamos, si ni siquiera tienen la energía para ponerlas en práctica? 

Hay que plantearse si es justo para un organismo extenuado pedirle que ponga en marcha recursos que, primero se han enseñado en otro contexto, y segundo, se encuentra sin fuerzas para poder ponerlos en práctica.

Mas aún, cuando el perro desiste ante el agotamiento o se ve tan saturado para gestionar la situación de forma controlada que la única vía que puede considerar es la reactiva.

Recurrir al ejercicio para tratar problemas emocionales.
El perro prefiere adaptarse a su entorno que sentirse anulado.

Debemos tener cuidado en cómo queremos obtener resultados: si porque el perro abandone la situación al no poder ni siquiera enfrentarse de forma reactiva, o porque ponga toda su capacidad en querer ser competente gracias a las ayudas que les damos.

Y por supuesto, si no lo habíais intuido, las ganas del perro de sentirse adaptado a su entorno son más atractivas para ellos que sentirse anulados.

Por lo que debemos encontrar la correcta medida de cuánta estimulación necesitan nuestros perros sin que les dejemos sin recursos para afrontar las situaciones cotidianas, que al final, es dónde viven y sienten sus emociones, donde necesitan saber gestionarlas y hacerles frente.

 

Miguel de Andrés (Educador Canino)

EQUIPO CONTUCAN

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